COMEDIA ROMÁNTICA QUE ESTUVO EN CANNES Y GIJÓN EN 2014. LA HISTORIA DE AMOR Y AMISTAD DE ARNAUD Y MADALEINE, QUE SE LLEVÓ 3 PREMIOS CÉSAR EN 2015
PRODUCCIÓN: FRANCIA ( 2014 )
DIRECCIÓN:Thomas Cailley
INTÉRPRETES: Kévin Azaïs, Adèle Haenel, Antoine Laurent, Brigitte Roüan, William Lebghil, Thibaut Berducat
GÉNERO: Romántica
DISTRIBUIDORA: Surtsey Films
DURACIÓN: 98 minutos
SINOPSIS:
Entre sus amigos y la empresa familiar, el verano de Arnaud se presenta tranquilo… Tranquilo hasta que se topa con Madeleine, tan bonita como tajante, bloque de músculos tensos y profecías catastróficas. Él no espera nada; ella se prepara para lo peor. ¿Hasta dónde seguirla cuando ella no le ha pedido nada? Se trata de una historia de amor. O una historia de supervivencia. O ambas.
( FUENTE: SURTSEY FILMS )
( FUENTE CARTEL: SURTSEY FILMS )
CRÍTICA:
Llevamos casi 7 meses de 2015, y la calidad de los estrenos que nos llegan procedentes de Francia es inferior al de los años anteriores, sobre todo por la cantidad de comedias, de gran éxito en su país, pero de baja calidad. Hemos tenido que esperar mucho tiempo para disfrutar con una cinta de calidad ( si exceptuamos a "Viaje a Sils María ( 2014 )", también triunfadora en los últimos premios César, estrenada hace dos meses ), que venía precedida de su éxito en Cannes ( donde fue la gran triunfadora en la Quincena de realizadores ) y las críticas positivas de los que la vieron en Gijón en 2014, y sobre todo de los 3 premios César 2015 ( Actriz, ópera prima y actor revelación ).
Nos encontramos con la ópera prima de Thomas Cailley, y la película está llena de calidad, sensibilidad y sinceridad en cada una de las escenas. Es una historia bastante sencilla, que mezcla el drama y la comedia ( aunque se está vendiendo como una película de humor, y no creo que disfruten los aficionados al género ), y en el fondo es una historia de amor muy bien contada. Su principal valor es el guión y los diálogos, que están llenos de profundidad y de los que se pueden extraer muchas conclusiones extrapolables a la vida diaria, y la elección del reparto sobre todo de los dos protagonistas.
Además mantiene una gran calidad estética y artística, que lo hace sin molestar, aprovechando la belleza del paisaje ( en una pequeña localidad costera rodeada de bosque ) y colocando la cámara en el lugar adecuado y manteniéndola para que podamos ver los rostros de Arnaud y Madeleine, y darnos cuenta de como expresan sus sentimientos. La película tiene momentos emotivos, pero sin excederse y caer en la cursilería.
También emplea el sonido y la música como acompañamiento, y hay muchos momentos en donde predomina el silencio para poder escuchar los ruidos de la naturaleza, y en otros casos aparece la banda sonora moderna, pero no machacona para enfatizar alguna situación más dramática. En el aspecto estético y en los diálogos me recuerda a las mejores películas de Techiné ( En concreto a " Los juncos salvajes ( 1994 ) " ) y al cine de Rohmer.
Los dos jóvenes son unos seres extraños e incomprendidos, que viven alejados de los gustos del resto de amigos y gente de su edad y, aunque comparten cosas en común, son de carácter muy diferente. Ella es mucho más directa, expresiva y no oculta lo que piensa, y él es mucho más reservado y no saca a relucir sus sentimientos. Hay bastante crítica a la situación social y al comportamiento actual de la sociedad moderna, tanto a la crisis económica, como al cambio climático y otro tipo de situaciones que están destruyendo el planeta. Pero la propuesta no es una historia social, sino que esos comentarios son aislados, y forman parte de la manera de describir a los personajes, que en este caso se hace de manera excelente, aunque hay que reconocer que la historia tarda un poco en arrancar, y no tiene unos personajes secundarios interesantes.
Una vez que aparece en escena Madeleine ( Adèle Haenel ) en un combate en la arena de la playa, nos comenzamos a olvidar de los amigos y la familia de Arnaud ( Kévin Azaïs ) para centrarnos en la relación de amor-odio de los dos protagonistas. Haenel llena la pantalla con su mirada, y a sus 25 años ( aunque parece que es mucho más joven ) tiene un futuro prometedor, porque ya tiene experiencia en el mundo de la interpretación, ya que su primer trabajo fue cuando tenía 13 años. Tiene momentos en donde vemos como sufre y en otros está más alegre, y sobre todo lo hace con una gran naturalidad. En el caso de su compañero de reparto, tres años más joven que ella en la vida real, es su primer papel como protagonista, y su personaje es mucho menos expresivo. Hay una gran química entre ambos, lo que hace que nos creamos todo lo que les sucede.
Ambos son unos lobos solitarios, y en el fondo unos incomprendidos, pero intentan engancharse al carro de la sociedad, intentando cumplir sus sueños ( sobre todo en el caso de Madeleine ), pero siempre salen a aflorar sus ideales, y no están dispuestos a claudicar ante las órdenes de nadie. Todo está muy bien llevado hasta los minutos finales, en donde hay una situación que no me termina de convencer, pero que no ensombrece todo lo anterior. Además termina con una gran imagen, que nos hace olvidar lo sucedido un poco antes.
Recomendable a los aficionados al cine de sentimientos, sobre todo de las historias románticas poco convencionales, y aunque tiene algunos momentos divertidos no creo que sea adecuada para los que disfrutan con las comedias llenas de tópicos.
SPOILERS:
Un gran comienzo en la funeraria, en donde Manu ( Antoine Laurent ), el hermano del protagonista no está de acuerdo con el precio y la calidad de las maderas. Posteriormente nos muestran que ambos trabajan en una empresa de maderas. Esta es la única situación interesante en donde interviene algún personaje secundario, en este caso el del hermano, además de la primera escena con el teniente
Schlieffer ( Nicolas Wanczycki ) en el campamento de verano del ejército. Me quedo con todas las escenas en donde ellos dos están juntos, y como nos van presentando esa relación que comienza siendo de amistad, pero en donde se nota que están enamorados. Esa relación personal no hace que disminuya la calidad de la historia que sucede a su alrededor, y en concreto las escenas en la piscina de casa de la familia de Madeleine o las del campamento militar.
Mis escenas favoritas tienen lugar desde que él se enfada con ella porque ha rehuido a su beso, y decide abandonar y volver a casa. Ellos como dos salvajes tienen que sobrevivir en el bosque, cazando y pescando, y les vemos en unas largas escenas sentados al lado del río. Entonces ella se marea, por no ingerir alimentos, y en la búsqueda de ayuda llegan a un pueblo abandonado, en donde se está produciendo un incendio. La escena sin diálogos, en donde el humo negro les cubre en su totalidad es de una gran belleza plástica. La pena es lo que viene a continuación, con ambos en el hospital, y el hermano le comenta que ella todavía no ha despertado. Lo siguiente es la figura de ambos al lado de la ventana del hospital, y luego ya están curados y en la calle. Ese final me parece un poco precipitado, y quizás hubiera hecho falta algunos minutos más para mostrarnos alguna escena, y para evitar ese final tan brusco. Menos mal que la imagen final es de ambos sentados y hablando de su vida ( una gran estampa para terminar la película ).
LO MEJOR: La actuación de los dos protagonistas. El guión y sus diálogos, que contienen frases muy poéticas, unas muy profundas y otras más directas.
LO PEOR: El final que podía haber sido más arriesgado, teniendo en cuenta lo que sucede unos minutos antes. La historia tarda un poco en arrancar.
PREMIOS Y NOMINACIONES:
- 11 PREMIOS Y 13 NOMINACIONES, INCLUYENDO 4 PREMIOS EN EL FESTIVAL DE CANNES DE 2014 Y 3 PREMIOS CÉSAR EN 2015.
( FUENTE: IMDB )
CRÍTICAS EN BLOGS Y MEDIOS ESPECIALIZADOS:
José Antonio Alarcón en Séptimo Escenario 7 / 10
Alfonso Asín en Habla de Cine 7 / 10
Philipp Engel en Fotogramas 5 / 5
Carlos Marañón en Cinemanía 4,5 / 5
Pablo González Taboada en Cinemanía
Gerard Casau en Sensacine 3 / 5
Tomás Gutiérrez en Cine de Patio 7 / 10
Miguel Maestro en Nos hacemos un Cine Segunda Parte
7 / 10
Enrique Campos en Miradas de Cine
José Luis álvarez en Caimán Cuardernos de Cine
Sergio Roma en Cineol 3 / 5
Diego Salgado en Guía del Ocio 3 / 5
Miguel Muñoz en El Antepenúltimo Mohicano 4 / 5
Marina Cisa en Videodromo
Andrea F. en Críticas en 8mm 6 / 10
Susana Peral en Cineralia 3 / 5
DeCine21 6 / 10
Fernando Solla en Cine Divergente
Jorge R. Tadeo en E-Cartelera 7 / 10
Abrahán Guirao en El Séptimo Arte.Net 6,3 / 10
Alberto Bermejo en Metrópoli 3 / 5
Javier Ocaña en El País
José Manuel Cuéllar en Abc 3 / 5
Clarence Tsui en The Hollywood Reporter 3,5 / 5
Peter Debruge en Variety 3 / 5
Dave Calhoun en Time Out London 3 / 5
Stephen Holden en The New York Times 3,5 / 5
Clayton Dillard en Slant Magazine 2,5 / 5
Melissa Anderson en Village Voice 3,5 / 5
Stephanie Merry en Washington Post 2,5 / 5
Kyle Smith en New York Post 2,5 / 5
Matthew Dessem en The Dissolve 3,5 / 5
Simon Kinnear en Total Film
Mathieu Macheret en Le Monde 4 / 5
Mathilde Bottliére en Télérama 4 / 5
Nota IMDb:
Nota Filmaffinity: 6,3 / 10
Días de Cine:
ENTREVISTA AL DIRECTOR:
En LES COMBATTANTS, lo que predomina es la interacción entre los decorados y los personajes. Tenemos la impresión de que la naturaleza ha sido su primera inspiración.
Me crié en Aquitania y hace mucho tiempo que quiero filmar Las Landas, sus bosques e inmensos lagos. Tierras llanas y sin horizonte porque siempre hay algo que las atraviesa: una duna, una hilera de árboles, viviendas... Estos paisajes tranquilos suelen ser azotados por cataclismos: en invierno, por las tormentas; en verano, por los incendios. Este fue el punto de partida: un paisaje tranquilo, un lago apacible contra el que un tifón choca brutalmente. Lo de Arnaud y Madeleine es una colisión, el encuentro brutal entre dos elementos contrarios. A partir de ahí, imaginé el trayecto de dos personajes opuestos en todo y que, juntos, van a postergar el horizonte.
El personaje de Madeleine parece haber sido escrito para Adèle Haenel.
Quería un personaje fuerte, que imprimiera energía a la narración. Me gusta ese sentimiento que acompaña a los personajes «bigger than life» en el cine: cuando Madeleine aparece en una escena, se sabe que va a suceder algo. Ella es el motor de la ficción en la película, la que mueve y atraviesa el mundo de Arnaud, la que mueve las cosas. La primera actriz que nos vino a la cabeza tanto a mi director de casting, Stéphane Batut, como a mí fue Adèle Haenel. En el casting, bastaron dos minutos para convencernos. Ella me habló de la preparación de un maratón que había hecho en Berlín, sola y en pleno invierno, nada equipada, en la nieve. Me gusta la idea de disfrutar de la libertad gracias a estos obstáculos que solo nosotros nos ponemos. Adèle desprende eso, algo vivo, inaprensible… y además es muy divertida. Por no hablar de todo lo que Madeleine hace físicamente en la película… Porque Adèle es una atleta sin igual. La fuerza del personaje reside en no dejar ningún espacio entre decisión y acción. Madeleine existe en una energía pura. Esto explica su desfase, su comportamiento inadecuado a veces, torpe o violento. Ella no se hace preguntas. Cuando no le gusta, golpea. Cuando quiere excusarse, ofrece polluelos congelados…
¿Y en el caso de Arnaud?
Las cualidades de Arnaud son más discretas, sobre todo al principio de la película, cuando el personaje aún está contenido, pasivo. Lo que me gusta de él es la manera en que asume los acontecimientos, su disponibilidad. Mientras que Madeleine es un personaje pleno, la división de Arnaud se escribe de forma indirecta, en la escucha, las miradas, la manera que tiene de observar a esta chica, comprende poco a poco quién es ella, lo que busca, lo que le angustia. En Arnaud hay poca ironía. No juzga, pero su mirada le compromete, de alguna manera, le hace responsable de ella, le da la fuerza para ponerse en marcha. La fuerza de esa mirada es algo que me cautivó de Kévin Azaïs. Su presencia y mirada arrojan una fuerza que la cámara capta inmediatamente. También tiene la dulzura, la generosidad espontánea que esconde la verdadera sabiduría. En el guion, dijimos que el personaje de Arnaud «debía necesitar una película». Lo que vemos de él al principio es una promesa, el personaje va a construirse, a definirse, a convertirse en héroe de cine.
Sus personajes evolucionan a lo largo de la película, tenemos la impresión de verlos crecer.
Sí, porque son personajes que actúan. Cuando escribimos el guion con Claude Le Pape, no queríamos presentar, bajo ningún concepto, personajes «enfermos» que la película tratara de curar. El movimiento de la película no tiene nada de psicológico. Arnaud y Madeleine no dejan de actuar en ningún momento, de avanzar, de inventar .Siempre están en movimiento. De ahí el título, Les Combattants. Por ejemplo, al principio de la película, el duelo no coloca a Arnaud en una posición pasiva: se levanta y actúa, encuentra soluciones. El caso de Madeleine es parecido. Siempre busca algo que hacer: su preparación física, eso es lo que ella impone a su cuerpo. Cuando se siente perdida, simplemente le pregunta a Arnaud «¿Qué hacemos?». Él responde «Adaptarnos. Sobrevivir». Ese es su sistema y, en el fondo, es ahí donde se encuentran: en esa capacidad de actuar, levantarse, inventar mundos. Todas las experiencias que viven tienen un valor iniciático que les hace crecer: pelearse, alistarse en el ejército o comerse un zorro. Pero tienen también el valor de compartir. Esta lógica de acción es un juego entre ellos, lo que crea la fuerza y la singularidad de su pareja.
Sin embargo, en un momento determinado, dejan de actuar.
Para mí, en ese momento, los personajes se encuentran al final de su aventura y su experiencia de supervivencia estaría incompleta si no vivieran la experiencia del vacío. He intentado construir el relato como si fuera un viaje: en primer lugar, la ciudad balneario, después esa extraña comunidad del ejército, y por último, la naturaleza. El recorrido de los personajes adopta la forma de un despojo, una miseria. Para abandonarse el uno al otro, es esencial que atraviesen la fase de vacío.
Tenemos la sensación de que la película se ha rodado de manera cronológica.
Ese era uno de los objetivos prioritarios para mi productor Pierre Guyard y para mí. Y era la mejor solución, porque en siete semanas de rodaje, ocurren muchas cosas en el sentido humano. Es cierto que hemos rodado en zonas aisladas, con un verdadero sentimiento de insularidad. He podido disfrutar de eso, de lo que ocurre dentro del equipo, de todo lo que puede acercar los personajes a los actores y los actores a los personajes. La idea es encontrar el equilibrio entre ambos, con el fin de interpretar lo menos posible. La distancia entre Arnaud y Madeleine es abismal al principio de la película; su acercamiento es muy progresivo. El camino se habría torcido se hubiésemos filmado las etapas en cualquier sentido. Lo que me interesa es precisamente ver cómo se contaminan mutuamente. Cómo, a fuerza de desear al otro, nos podemos convertir en el otro.
Su evolución es la contaminación. Al final de la película, Madeleine no se cura de sus obsesiones, pero puede contar con un aliado, algo inconcebible antes. Arnaud le ofrece esa abertura. Del mismo modo, cuando Arnaud habla a su padre de los bosques que se incendian solos, Manu cree que a su hijo se le ha ido la cabeza. Lo que ocurre simplemente es que Arnaud empieza a hablar como Madeleine. Está contaminado.
La película trata de la ficción, de lo imaginario como necesidad vital.
Es algo de lo que tenía ganas desde la creación del guion: vivir la historia de Arnaud y Madeleine como un viaje desde la realidad hacia la ficción. La película comienza desde la perspectiva de Arnaud. Su entorno, su familia, sus colegas, su trabajo: todo eso representa su día a día, su realidad. Madeleine es lo imprevisto, una cometa que se choca en el campo de al lado.
Con ella, la ficción entra en el relato, el tiempo se acelera, el mundo se pone en movimiento. Rápidamente, pasamos del mundo de Arnaud al de Madeleine: un universo con el que ella fantasea(el ejército) y que resulta decepcionante porque rechaza todos sus valores. En resumen, nada sucede como ella quiere. Como Arnaud y Madeleine no encuentran su lugar en ninguno de estos mundos, la única solución es inventar uno nuevo, juntos. Abandonan todo tras ellos y crean su propia ficción. Una forma de vivir elaborada, utópica y frágil, pero que les pertenece.
La manera en que trata el tema del ejército es muy peculiar: una comedia sin estereotipos ni caricaturas…
El ejército no es el tema de la película, es más un telón de fondo. Lo que me interesaba principalmente era la promesa de aventura, acción, superación de uno mismo que atrae a los jóvenes aspirantes y destaca indirectamente su crisis existencial («Deviens toi-‐même», «sengager.fr», etc.). Yo seguí a jóvenes en una preparación militar mientras escribía la película y dicha preparación inspiró de manera directa la mayoría de las escenas y los personajes. Lo que me parece sobrecogedor, y a veces, cómico, es la diferencia entre las expectativas de los jóvenes, sus fantasías guerreras, y la realidad del ejército. El teniente Schliefer, por ejemplo, es un personaje por el que siento mucha empatía. Es un oficial muy implicado. Cree en su misión, pero los jóvenes que le envían en prácticas le consternan por su radicalismo e individualismo. Schliefer va de desilusión en desilusión, para él es una auténtica tragedia.
El espectador se ríe mucho en su película. La comedia permite reducir de forma automática la distancia entre el espectador y los personajes, a pesar de lo absurdo de determinadas situaciones y diálogos.
La comedia sugiere a menudo una distancia entre el espectador y lo que este contempla. No me gusta esta definición, ya que quiere decir que uno se puede reír de los personajes quedando por encima. Por el contrario, creo que la comedia puede ser un medio de reducir esa distancia y compartir algo con los personajes. En la secuencia de la barca, Arnaud y Madeleine son micro siluetas en medio de un inmenso lago. Sin embargo, se entiende perfectamente lo que están haciendo. La cámara está situada a 500 metros, pero el espectador se encuentra con ellos en la barca. Me gusta esa sensación, cuando la comedia permite la inmersión en el relato, la intimidad con los personajes: compartimos sus ritos, fantasías y creencias. Y aunque algunas situaciones son cómicas por sí solas, también lo son gracias a una lógica de «resonancias » entre las escenas de la película. Si se toman de manera individual, las secuencias pueden parecer extrañas o absurdas... En la continuidad, se responden, participan en la construcción de los personajes... y en la comedia. Este sistema de eco que iniciamos con Lilian Corbeille, el montador de la película, permite entrar paso a paso en la lógica de Arnaud y Madeleine. Tejemos un vínculo poético, participamos en la acción a su nivel.
A lo largo de la película, tenemos la sensación de que la luz acompaña el trayecto de los personajes.
Trabajé con mucha antelación con el operador jefe, mi hermano David Cailley. La película contaba el trayecto de dos personajes y la luz también debía contarlo. No queríamos hacer una película monocroma. El film comienza en tonos azules, finalmente muy fríos (el cielo de verano, la piscina, el interior de la discoteca). En la segunda parte, ciertas pinceladas de amarillo se mezclan con el azul para dar lugar al verde del ejército, con el que se mezclan tonos negros y marrones. Suavemente, la luz se calienta. Después, el dominante amarillo se acentúa en el bosque, en la tercera parte. Los verdes se aclaran, el río adquiere un color dorado, como los cuerpos, y las noches se iluminan con fogatas anaranjadas… Al mismo tiempo, el encuadre es cada vez más móvil alrededor de los personajes y se abre a horizontes más grandes, perspectivas más grandes…
La música también es muy singular. ¿Cómo la ha trabajado usted?
Yo no quería una música «interior» que diera una lectura de los sentimientos, de los estados de ánimo de los personajes. La música de Hit’n’Run me gustó desde el primer momento porque lo abarca todo y carece de ese lado frío, un poco bulldozer, que suele tener la música electrónica, sin duda porque son capaces de integrar elementos diferentes (acústica, eléctrica, voz, ruidos…) que desprograman el carácter mecánico de la electrónica. El conjunto queda realmente simple, pero transmite algo orgánico, vivo, poético. Sus fragmentos tienen un verdadero poder épico que imprime energía a los planos. También son una forma de júbilo que cuadra con las variaciones de género propias de la película.
Por otra parte, eso es lo que ocurre al final de la película, donde, en un último giro muy inesperado, el filme propone otro género, próximo al cine catastrófico…
Para mí, no se trata de una ruptura total de género, ya que, en ese momento de la película, predomina la perspectiva de los personajes. Se trata de una secuencia de acción, pero también de otro momento introspectivo, existencial: Madeleine y Arnaud viven el final de su ficción. Asisten a la encarnación total de sus ilusiones… y sus angustias. En esta secuencia, hemos intentado trazar un camino con los efectos visuales (Alain Carsoux). Al principio, el tratamiento es realista, catastrófico; después evoluciona hacia la abstracción, un espacio casi mental, etéreo, donde todo podría suceder, incluso un desembarco extraterrestre. Además eso es lo que sucede, o casi. Más allá de lo espectacular, me interesaba seguir a los personajes hasta el final de su lógica: inventan un mundo que amenaza con absorberlos.
( FUENTE: SURTSEY FILMS )
TRAILER: