EL SÍNDROME DEL NIDO VACÍO
DIRECCIÓN: Celia Rico Clavellino
FECHA Y LUGAR DE NACIMIENTO DE LA DIRECTORA: 1982, Sevilla ( España )
INTÉRPRETES: Anna Castillo, Lola Dueñas, Pedro Casablanc, Adelfa Calvo, Marisol Membrillo,Susana Abaitua, Ana Mena, Silvia Casanova, Maika Barroso, Noemí Hopper
GUIONISTA: Celia Rico Clavellino
FOTOGRAFÍA: Santiago Racaj
GÉNERO: Drama
PRODUCCIÓN: Amorós Producciones, Arcadia Motion Pictures, Canal Sur Televisión, Noodles Production, Pecado Films, Sisifo Films AIE, Televisión Española
DISTRIBUIDORA EN ESPAÑA: Alfa Pictures
DURACIÓN: 94 minutos
PREMIOS: 2 Premios en el festival de San Sebastián de 2018
SINOPSIS:
Leonor quiere marcharse de casa, pero no se atreve a decírselo a su madre. Estrella no quiere que se vaya, pero tampoco es capaz de retenerla a su lado. Madre e hija tendrán que afrontar esa nueva etapa de la vida en la que su mundo en común se tambalea.
“VIAJE AL CUARTO DE UNA MADRE” es una película sobre los lazos familiares que constantemente nos unen y nos separan, nos hacen fuertes y a la vez tan frágiles. Una película sobre los apegos y las distancias entre una madre y una hija que emprenden un doble viaje para descubrir lo complejo que es quererse.
Leonor quiere marcharse de casa, pero no se atreve a decírselo a su madre. Estrella no quiere que se vaya, pero tampoco es capaz de retenerla a su lado. Madre e hija tendrán que afrontar esa nueva etapa de la vida en la que su mundo en común se tambalea.
“VIAJE AL CUARTO DE UNA MADRE” es una película sobre los lazos familiares que constantemente nos unen y nos separan, nos hacen fuertes y a la vez tan frágiles. Una película sobre los apegos y las distancias entre una madre y una hija que emprenden un doble viaje para descubrir lo complejo que es quererse.
( Fuente Sinopsis, cartel e imágenes: Alfa Pictures )
( Fuentes información de la película: Filmaffinity, Alfa Pictures, Festival de San Sebastián, IMDb )
CRÍTICA:
La sevillana Celia Rico Clavellino no podía tener un mejor debut en la dirección de largometrajes, después del éxito de su corto " Luisa no está en casa ( 2012 ) " que ganó el premio Gaudí en 2013 después de presentarse en Venecia y de ser una de las coguionistas de " Quatretondeta ( 2016 ) ", ya que con pocos medios y de manera sencilla ha logrado una historia emotiva y muy cercana a la realidad. Esta película es la demostración de que con ingenio y talento se puede sacar adelante una notable historia, con pocos personajes y con dos escenarios, apoyándose en el talento interpretativo de sus dos actrices, Lola Dueñas y Anna Castillo, y el resultado es una de las mejores películas españolas del año, y que probablemente funcionará bastante bien gracias al boca-oreja, y en ese aspecto me recuerda a " María ( Y los demás ) ( 2016 ) ", con la que tiene en común su sencillez y un gran guion y la presentación en la sección Nuevos directores del festival de cine de San Sebastián.
La propuesta cuenta la historia de una madre y una hija, que están en proceso de superación de la muerte del marido de una y padre de la otra ( un asunto que afortunadamente no se aborda ni tiene importancia en la trama, pero que está ahí por varios comentarios en la parte inicial ), y que viven en una pequeña localidad española, en el caso de Estrella intenta superar el dolor trabajando como costurera, aunque se encuentra de baja, y a esa misma empresa comienza a trabajar su hija Leonor.
Ambas viven juntas en un piso y comparten aficiones, y esa vida en común es lo que hace que la protagonista pueda llevar lo mejor posible la ausencia de su marido, pero un día las cosas cambian cuando la hija decide abandonar el hogar familiar para irse a vivir y trabajar a Londres, y lo que al principio supone una tragedia, ya que Estrella sufre el llamado síndrome del nido vacío, la historia va evolucionando de manera que a protagonista va encontrando nuevos alicientes en la vida después de un difícil periodo de asimilación de la soledad.
La historia surge porque la propia madre de la directora trabajaba como costurera, y ayudó en el proyecto enseñando a coser a Lola Dueñas, y la infancia de Celia la ha pasado rodeada de telas y con el sonido de la máquina de coser.
El guion tiene pocos giros y ese es otro de sus grandes aciertos y logra mantener al espectador atento a la historia, identificándose con ambos personajes, en unos momentos con la madre y en otros con la hija, ya que lo que nos cuentan sucede de manera habitual en muchas familias españolas, y la película mantiene un tono dramático sin excederse y al mismo tiempo introduce unos elementos de humor muy bien insertados, y esa mezcla entre el drama y la comedia funciona muy bien. Pero ese texto tan bien escrito por la directora no funcionaría tan bien sin la presencia de dos actrices en estado de gracia, y que demuestran su talento en esas interpretaciones nada fáciles, ya que lo hacen desde la naturalidad haciendo que sus personajes sean creíbles. Lola Dueñas está excelente como Estrella, esa madre tan sincera y sencilla, y lo mismo podíamos decir de Anna Castillo en el papel de su hija Leonor.
Ambas podrían tener opciones de figurar entre las nominadas a los próximos premios Goya, aunque en el caso de Lola Dueñas lo tiene más difícil al haber mucha competencia en la categoría de interpretación femenina protagonista, pero parece difícil que Celia Rica Clavellino no esté entre los nominados en el apartado de dirección novel y veo bastantes opciones para Anna Castillo en el de actriz de reparto. Hay que tener en cuenta que la propuesta fue junto a la japonesa " Jesus ( 2018 ) " la triunfadora de la sección Nuevos directores en el pasado Donostia-Zinemaldia, ya que fue premiada por el jurado joven y recibió una mención especial por los de la sección en la que formaba parte.
El resto del reparto tiene unos pequeños papeles, y el que aparece más tiempo en pantalla es Pedro Casablanc como el dueño de la fábrica en la que trabajan las protagonistas, a diferencia de las apariciones fugaces de Adelfa Calvo ( la ganadora del Goya 2018 por su interpretación en " El autor ( 2017 ) " ), Marisol Membrillo y Susana Abaitua. A destacar la dirección de fotografía de Santiago Racaj, nominado al Goya en la pasada edición por su trabajo en " Verano 1993 ( 2017 ) ". Me parece un acierto la ausencia casi total de música.
Una película fácil de recomendar, tanto al público medio como al gran público mayor de 30 años, y a los que disfrutan con historias familiares sencillas con pocos personajes y con un buen reparto.
CRÍTICA:
La sevillana Celia Rico Clavellino no podía tener un mejor debut en la dirección de largometrajes, después del éxito de su corto " Luisa no está en casa ( 2012 ) " que ganó el premio Gaudí en 2013 después de presentarse en Venecia y de ser una de las coguionistas de " Quatretondeta ( 2016 ) ", ya que con pocos medios y de manera sencilla ha logrado una historia emotiva y muy cercana a la realidad. Esta película es la demostración de que con ingenio y talento se puede sacar adelante una notable historia, con pocos personajes y con dos escenarios, apoyándose en el talento interpretativo de sus dos actrices, Lola Dueñas y Anna Castillo, y el resultado es una de las mejores películas españolas del año, y que probablemente funcionará bastante bien gracias al boca-oreja, y en ese aspecto me recuerda a " María ( Y los demás ) ( 2016 ) ", con la que tiene en común su sencillez y un gran guion y la presentación en la sección Nuevos directores del festival de cine de San Sebastián.
La propuesta cuenta la historia de una madre y una hija, que están en proceso de superación de la muerte del marido de una y padre de la otra ( un asunto que afortunadamente no se aborda ni tiene importancia en la trama, pero que está ahí por varios comentarios en la parte inicial ), y que viven en una pequeña localidad española, en el caso de Estrella intenta superar el dolor trabajando como costurera, aunque se encuentra de baja, y a esa misma empresa comienza a trabajar su hija Leonor.
Ambas viven juntas en un piso y comparten aficiones, y esa vida en común es lo que hace que la protagonista pueda llevar lo mejor posible la ausencia de su marido, pero un día las cosas cambian cuando la hija decide abandonar el hogar familiar para irse a vivir y trabajar a Londres, y lo que al principio supone una tragedia, ya que Estrella sufre el llamado síndrome del nido vacío, la historia va evolucionando de manera que a protagonista va encontrando nuevos alicientes en la vida después de un difícil periodo de asimilación de la soledad.
La historia surge porque la propia madre de la directora trabajaba como costurera, y ayudó en el proyecto enseñando a coser a Lola Dueñas, y la infancia de Celia la ha pasado rodeada de telas y con el sonido de la máquina de coser.
El guion tiene pocos giros y ese es otro de sus grandes aciertos y logra mantener al espectador atento a la historia, identificándose con ambos personajes, en unos momentos con la madre y en otros con la hija, ya que lo que nos cuentan sucede de manera habitual en muchas familias españolas, y la película mantiene un tono dramático sin excederse y al mismo tiempo introduce unos elementos de humor muy bien insertados, y esa mezcla entre el drama y la comedia funciona muy bien. Pero ese texto tan bien escrito por la directora no funcionaría tan bien sin la presencia de dos actrices en estado de gracia, y que demuestran su talento en esas interpretaciones nada fáciles, ya que lo hacen desde la naturalidad haciendo que sus personajes sean creíbles. Lola Dueñas está excelente como Estrella, esa madre tan sincera y sencilla, y lo mismo podíamos decir de Anna Castillo en el papel de su hija Leonor.
El resto del reparto tiene unos pequeños papeles, y el que aparece más tiempo en pantalla es Pedro Casablanc como el dueño de la fábrica en la que trabajan las protagonistas, a diferencia de las apariciones fugaces de Adelfa Calvo ( la ganadora del Goya 2018 por su interpretación en " El autor ( 2017 ) " ), Marisol Membrillo y Susana Abaitua. A destacar la dirección de fotografía de Santiago Racaj, nominado al Goya en la pasada edición por su trabajo en " Verano 1993 ( 2017 ) ". Me parece un acierto la ausencia casi total de música.
Una película fácil de recomendar, tanto al público medio como al gran público mayor de 30 años, y a los que disfrutan con historias familiares sencillas con pocos personajes y con un buen reparto.
LO MEJOR: Las actuaciones de Lola Dueñas y Anna Castillo.
LO PEOR: Los personajes secundarios carecen de importancia.
PODCAST:
NOTAS DE LA DIRECTORA:
Esta historia surge de una sensación física, como hija que se desprende del nido familiar: el confortable calor con el que las faldas de una mesa-camilla me resguardaban del frío. O me aprisionaban. No era fácil salir de aquel brasero. Podría haberme pasado horas durmiendo la siesta bajo su regazo, cómodamente, mientras la vida transcurría en otra parte, lejos del confort de la casa de mis padres.
Ésta es una película íntima, familiar, sobre este paso necesario, aunque no siempre fácil, que se produce en todas las relaciones entre padres e hijos. Los hijos siempre se marchan de casa. Es ley de vida, dice la expresión. Y aún así, no hay ninguna fórmula segura para emprender este viaje.
Pero en este viaje no solo se embarcan los que se van. Cuando nos marchamos, dejamos un vacío enorme entre las cuatro paredes de una casa que nadie sabe cómo rellenar. Es ahí, en
ese lugar, donde quise asomarme para pensar en la relación a distancia entre una madre y una hija. Son muchas las películas que han retratado el proceso de emancipación de los jóvenes en búsqueda de independencia, pero muy pocas han explorado la otra cara de este viaje, la de los padres que se quedan atrás.
“Viaje al cuarto de una madre” es una película sobre los lazos familiares que constantemente nos unen y nos separan, nos hacen fuertes y a la vez tan frágiles. Una película sobre los apegos y las distancias entre una madre y una hija que emprenden un doble viaje para descubrir lo complejo que es quererse.
Decía Yasujirô Ozu que la tragedia de la vida comienza con el vínculo afectivo entre padres e hijos. Querer bien, sin coartar al otro ni renunciar a uno mismo, quizá sea una de las tareas más difíciles en las relaciones paterno- liares. Esta película pretende capturar esos momentos delicados de la vida donde el amor se revela en el saber alejarse, en el dejar ir.
Estrella es costurera, como mi madre. La costura forma parte de mi infancia; he crecido rodeada de telas, escuchando el traqueteo incesante de una máquina de coser y los cortes incisivos de una tijera. Así que, de una forma muy natural, el oficio de mi madre ha sido clave a la hora de crear el personaje que interpreta Lola Dueñas. Es su máquina de coser la que aparece en la película y ha sido ella la maestra de costura de Lola durante el proceso de preparación del personaje de Estrella.
Le pedí a mi madre que enseñara a Lola su oficio; un oficio artesanal -casi en extinción- hecho desde casa. Durante un par de meses Lola visitó el cuarto de costura de mi madre a diario y allí aprendió a coser como si lo hubiera estado haciendo toda la vida. Cosieron durante tantas horas que gran parte del vestuario y atrezzo de la película ha salido de aquel cuarto de costura.
A veces, yo entraba en él para compartir este proceso; les hacía de modelo para que me tomaran medidas o para que me probaran lo que estaban diseñando. Otras veces -la mayoría- las espiaba sin que se dieran cuenta y observaba la relación tan especial que se estaba creando entre ellas dos y una máquina de coser.
Aquello no estaba siendo un simple curso de costura, fue todo un proceso de transmisión de una vocación, vinculado al amor incondicional de una madre. Lola ponía todo su empeño en coser de la forma en que lo hacía mi madre. Y mi madre ponía todo su empeño en enseñarle para que a su hija le saliera lo mejor posible la película que había imaginado.
Esta ha sido mi primera película y, como toda primera vez, he descubierto muchas cosas mientras la hacía. Decía Chantal Ackerman que hay que rodar una película para entender un guion. Estrella es costurera porque para mí la maternidad es indisociable de este oficio, que solo entiendo como un acto de creación y de protección, como un acto de generosidad.
Son muchos los vestidos que a lo largo de los años mi madre me ha cosido con sus propias manos, casi sin necesidad de tomarme medidas.
Muchos me los he puesto, orgullosa de lucirlos, pero también hay otros con los que no me he sentido cómoda o no me he identificado y que se han quedado colgados en el armario.
Supongo que hay muchas formas distintas de decir te quiero y, a veces, lo hacemos a nuestra manera, dándole forma a una tela o a una película. Como escribió Xavier de Maistre en “Viaje alrededor de mi cuarto” -el título que, en parte, ha inspirado el de esta película- cuando viajo por mi cuarto, difícilmente sigo una línea recta.