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EL REFLEJO DE SIBYL (2019)

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JUEGO DE SEDUCCIÓN


PAÍSES: Francia-Bélgica (2019)
TÍTULO ORIGINAL: Sibyl
DIRECCIÓN: Justine Triet
FECHA Y LUGAR DE NACIMIENTO DE LA DIRECTORA: 17 de Julio de 1978, Fécamp (Francia)
INTÉRPRETES: Virginie Efira, Adèle Exarchopoulos, Gaspard Ulliel, Sandra Hüller, Niels Schneider, Laure Calamy, Paul Hamy, Arthur Harari, Adrien Bellemare, Jeane Arra-Bellanger, Liv Harari, Lorenzo Lefèbvre, Aurélien Bellanger, Philip Vormwald, Henriette Desjonquères, Agnès Tassel, Judith Zins, Duccio Bellugi-Vannuccini, Natascha Wiese, Fabrizio Mosca, Etienne Beurier, Frank Williams
GUIONISTAS: Justine Triet, Arthur Harari
FOTOGRAFÍA: Simon Beaufils
GÉNERO: Drama
PRODUCCIÓN: Les Films Pelléas, France 2 Cinema, Les Films de Pierre, Page 114, Auvergne Rhône-Alpes Cinéma, Scope Pictures, Le Pacte, MK2 Films, Canal+, Ciné+, France Télévisions, CNC
DISTRIBUIDORA EN ESPAÑA: Karma Films
DURACIÓN: 100 minutos
PREMIOS:2 premios, incluyendo uno en el Festival de Sevilla de 2019



SINOPSIS:
Sibyl (Virginie Efira) es una psicoterapeuta que decide dejar a todos sus pacientes para retomar una de sus grandes pasiones: la escritura. De manera inesperada aparece Margot (Adèle Exarchopoulos) en su consulta, una prometedora actriz inmersa en un gran conflicto personal y que Sibyl usará como fuente de inspiración para escribir su propia historia. Fascinada con ella y sus problemas, descubrirá que el presente de Margot hará revivir antiguos recuerdos de Sibyl que la pondrán cara a cara con su pasado.
 (Fuente de la sinopsis, el cartel y las imágenes: Karma Films)
 (Fuentes de la información de la película: Filmaffinity, Karma Films, IMDb)


CRÍTICA:
Justine Triet es montadora, guionista y directora de cine. Empezó su carrera haciendo varios documentales, su primer largometraje fue “La batalla de Solférino “ una comedia dramática sobre el mundo de la política. Unos años más tarde nos presento su segundo largometraje “Los casos de Victoria “ también ligada con la comedia. Ahora nos presenta su último trabajo “ El reflejo de Sibyl”. La película formo parte de la sección oficial de la última edición del Festival de cine de Cannes. Aquí en nuestro país antes de su estreno en salas formo parte de la sección oficial del Festival de cine de Sevilla.
Nos cuenta la historia de Sibyl, una terapeuta que decide volver a dedicarse a la que es su verdadera pasión, la escritura. Para poder hacerlo deja de ver a todos sus pacientes, lo que le permite poder centrarse en la historias que quiere escribir. Sin embargo, su vida da un giro con la llamada de Margot, una joven actriz de vida alborotada que suplica verla. La escritora acepta, sin sospechar que las revelaciones de sus nueva paciente están a punto de cambiar su vida para siempre.



La cinta es ante todo un thriller psicológico donde una mujer busca el equilibrio entre su vida personal y profesional y que lucha contra sus sentimientos y sus preocupaciones. La directora escarba en el interior de Sibyl, para mostrarnos a una mujer que vive atrapada en el desorden y en el caos y que se refugia en la ficción para escapar de todos los fantasmas de su vida. Me gusta como la película explora temas como la maternidad, la vida en pareja, la pasión, la creatividad, la crisis de la mediana edad y la dualidad. Pero sobre todo la sensación que me da es que la película quiere abordar la identidad y las raíces de sus protagonistas.


Uno de los aspectos que hacen que la película funcione es la actuación de sus dos protagonistas, por un lado tenemos a Virginie Efira, una mujer que durante toda la película intenta luchar contra sus orígenes, mientras intenta poner en orden su vida y por otro lado tenemos a Adèle Exarchopoulos una chica joven que tiene un mar de dudas sobre su trabajo y sobre su vida en general. La película está bastante bien dirigida, tiene una puesta en escena interesante y un trabajo de construcción muy bien diseñado. Su punto débil lo tiene en un guión algo enrevesado y en intentar contar demasiadas cosas. En mi caso la película me produjo un estado de excitación continuo.
Puntuación: 6/10


LO MEJOR: La lucha interpretavia entre las dos actrices y su puesta en escena.
LO PEOR: Algunas partes del guion.

(Crítica escrita por Christopher Laso)

CRÍTICAS EN BLOGS ESPECIALIZADOS:

Pedro de Frutos en El Ónfalos

Pedro de Frutos en Coveralia

Ricardo Pablo López en Destino Arrakis

Alain Garrido en Cinema Ad Hoc



PODCASTS:





DÍAS DE CINE:

Como en tus películas anteriores, “EL REFLEJO DE SIBYL” es el retrato de una mujer que busca el equilibrio entre su vida profesional y personal, que lucha contra sus sentimientos y sus preocupaciones ¿son tus películas siempre una especie de autorretrato encubierto?Me inspiran ciertas cosas que ocurren cerca de mí, pero también la investigación y otras películas. Sin duda algunas de las cosas que me suceden también son inspiradoras, pero sinceramente no soy Sibyl. Mi coguionista Arthur Harari y yo nos divertimos mucho profundizando en esta ficción, haciendo daño deliberadamente a nuestros personajes. Así que, al final, mi sensación es que no se parecen a mí en nada. Desde que empecé a escribir el guion, la película de Woody Allen “OTRA MUJER” me perseguía. Es extraño porque no es una película que me encante, pero sí me fascina su hilo narrativo principal: una mujer buscando la calma y la inspiración frente a otra mujer que la sumerge en un abismo vertiginoso que hace que su vida se rompa en dos. Esa película fue mi referencia inicial.

¿Profundizaste mucho en el mundo del psicoanálisis?
No, simplemente estuve con algunos psiquiatras a los que les pregunté si en alguna ocasión habían tenido experiencias inquietantes con algún paciente. Uno de ellos me confesó que su padre había pasado por una enfermedad grave a la misma vez que una de las personas a las que trataba. De hecho, su padre murió antes y tuvo que poner fin a estas sesiones porque se sentía extremadamente maltratado por su paciente. Esto alimentó el guion. También lo hizo la serie de televisión “IN TREATMENT” sobre un grupo de psicoterapeutas.

La película explora temas como la maternidad, la creatividad, la vida en pareja, la pasión, la crisis de la mediana edad, la dualidad… ¿Cuál sería el tema central?
Sería cómo somos capaces de manejar el tema de nuestros orígenes, cómo encontramos la forma de olvidarlos y de repente vuelven a aparecer. Es una película sobre la identidad y las raíces ¿de dónde vengo? ¿quién soy? ¿qué he hecho? ¿puedo reinventarme? La protagonista es perseguida por los orígenes de su hijo, por su libro y por Margot. Para mí era importante que Margot viniese de un entorno modesto. Ella odia sus orígenes y lucha contra ellos. Aparece de la nada con un dilema que hace que Sibyl se dirija a toda velocidad hacia su propio pasado. De alguna manera Margot es como su reflejo en el espejo. Sibyl también está intentando luchar contra sus orígenes – su madre, el alcohol – mientras intenta rehacer su vida. Y escribir es para ella una manera de huir de todo esto. Pero cuando al conocer a Margot decide empezar a escribir de nuevo, es como si abriese la caja de Pandora que la lleva hacia una locura ficticia y una vertiginosa crisis de identidad.

Esto nos lleva a hablar sobre la inmoralidad. Sibyl transgrede el código ético cuando graba las sesiones de su paciente para usar la información para su futuro libro. La película también muestra a una cineasta que modela a sus actores como si fueran de arcilla. ¿Consideras que el proceso creativo requiere algo de vampirismo o depredación? 
De alguna manera sí. Pero más allá de todo eso, en la película, todos manipulan a todos. En el caso de Sibyl, su necesidad de escribir la lleva a romper las reglas. Se aleja de la realidad y se mete en la ficción para experimentar ciertas cosas. A la misma vez es como un juego. 
La creación es una especie de juego sin reglas específicas. Por supuesto Sibyl se deja llevar y llega muy lejos porque su vida se ha vuelto muy aburrida. El proceso de escritura de la novela la transforman en una locomotora que descarrila tan pronto como empieza a traquetear. No solo se alimenta a través de Margot sino a través de todo y todos los que le rodean, incluyéndola incluso a ella misma. La película dentro de la película refleja ese juego al que te refieres, esa combinación entre comedia y crueldad. En este momento de la película necesitábamos esa mezcla porque es cuando las cosas realmente empiezan a desmoronarse. Cuando Sibyl va a la isla, está entrando en un mundo de fantasía que ni mucho menos es real o normal. Es lejano y bello pero falso. El rodaje de la película era perfecto para eso. Lo necesitaba para incluir la comedia y la locura, dos elementos que no deberían necesariamente estar mezclados. Sandra Hüller me ayudó mucho a combinar estos dos elementos con un personaje tan explosivo como el suyo, que transforma el dolor en una energía muy loca. No tenemos claro si reírnos o sufrir con ella. 


En un momento del rodaje, Margot dice que la película va a volverla loca ¿es algo que personalmente, puede llegar a preocuparte? 
La película en sí es como una sociedad en miniatura en la que todo se acelera y se intensifica. El problema más insignificante se vuelve una tragedia. La jerarquía es enorme y completamente grotesca. Todo es ridículo y cómico, pero si vives dentro de ella lo magnificas. Disfruté mucho riéndome de toda esa situación ya que aportaba mucho a la historia. Casi suplicaba por ser tratada como sátira. “EL JUEGO DE HOLLYWOOD” de Robert Altman fue mi referencia para esto. Incluso en una película seria como “DOS SEMANAS EN OTRA CIUDAD” de Vincente Minelli, todo lo que tiene que ver con la parte más bizarra de la película, tiene su lado cómico y satírico.

Hay una dualidad entre Sibyl y Margot, Sibyl y su hermana, Gabriel y la niña… ¿puedes hablarnos de esto, tan recurrente también en tantas otras películas? También hay una dualidad entre Sibyl y Mika, Gabriel e Igor… Entre Sibyl y Margot es más bien como un reflejo en un espejo. Sibyl se queda con su bebé, aunque Margot quiere abortar. Mika quiere el bebé, igual que Sibyl, pero no lo consigue. Intenté multiplicar toda esa dualidad como si Sibyl estuviese penetrando en los personajes de la película. Cuando nos vamos acercando al final nos damos cuenta que Margot es menos frágil que Sibyl. La más fuerte no es la que pensamos. Margot ha florecido y madurado. Ya no es una víctima y parece feliz y orgullosa de haber sido fuente de inspiración para Sibyl.

Hablando de imágenes en el espejo, la presencia de los niños es sorprendente ¿Qué papel interpretan en la historia? 
Los niños son una parte muy importante, pero son como personajes ocultos en la película. Daniel, el niño que aparece en las sesiones de psicoanálisis, es una extraña presencia, no para la historia necesariamente, pero siempre está ahí cuando Sibyl recuerda su amor del pasado. Daniel es como un fantasma del hijo que tuvo con Gabriel. Al principio, cuando Daniel y Sibyl están jugando al Monopoly, él le dice “vas a perder”. Esto es un presagio de lo que está por venir. Cuando escribí el guion me dijeron que había demasiados personajes y que Daniel no era necesario. Sin embargo, yo tenía claro que reflejaba un elemento clave de la historia principal. Para mí es un personaje muy importante. Lo mismo que la hija de Sibyl, que Inicialmente está también un poco oculta, pero poco a poco sale a relucir y entendemos que ella es el centro de la vida de Sibyl.

Tras una primera parte muy urbana (igual que en tus dos primeras películas) “EL REFLEJO DE SIBYL” se dirige hacia Stromboli, volviéndose más abierta y luminosa ¿Por qué elegiste este lugar tan lleno de simbolismo y de cine? 
La historia de la isla ha sido transformada por el cine. Rodar allí fue una especie de experiencia mística. El volcán evoca todas las metáforas sexuales y emocionales. Pero “EL REFLEJO DE SIBYL” no es en absoluto una relectura de la película de Rosellini. Fue divertido rodar que una directora alemana se imaginaba a sí misma rodando una historia de amor en Stromboli. La idea era utilizar esa localización para que la película explotara. Es la primera vez que ruedo en un paisaje natural y me ha encantado (tengo algo en común con Sibyl. Me paso más tiempo en la ficción que en la realidad, y rodar elementos como el mar, el viento y el sol era todo un reto). Stromboli nos proporcionaba un absoluto contraste con los apartamentos parisinos con un aspecto casi irreal. Sibyl llama a su hermana desde la isla y le cuenta que tiene la sensación de no estar ubicada en ninguna realidad, lo cual es bastante irónico porque en ese momento está en el lugar en el que es más proactiva, en el lugar en el que se zambulle verdaderamente en la vida. 


La película explota con los personajes, con historias dentro de otras historias ¿Cómo fue el comienzo de toda esa complejidad? ¿Fue un reto para Arthur Harari y para ti durante el proceso de escritura del guion? O simplemente queríais ir más allá de “LOS CASOS DE VICTORIA” que ya era bastante compleja en términos de interconexión de historias a pesar de ser bastante más terrenal que “EL REFLEJO DE SIBYL” en la que todo sucede en la cabeza de la protagonista. 
Nada de retos. Nosotros seguimos una pista y, para esta película, implicaba complejidad y superposición inmediata, ya que hay múltiples niveles de realidad: el presente con la historia de Margot, el pasado con Sibyl, el proceso de escritura de la novela… Era complicado organizarlo todo porque no me gusta trabajar mucho sobre las teorías. Necesito una especie de acumulación caótica que después cobre sentido. Todo esto continuó en el proceso de montaje donde nuevamente surgieron preguntas que requirieron una reorganización. En este punto el editor Laurent Sénéchal y yo tuvimos que decidir cómo conseguir con todos estos elementos un determinado tono de comedia, de drama o una mezcla de ambas. Me di cuenta que no deberíamos apuntar sistemáticamente a la eficiencia cómica ya que no funcionaría con esta película. Es un drama o quizás una dramedia. La película “LA FUERZA DEL CARIÑO DE” James L. Brooks es un buen ejemplo de esto. Es un híbrido.

¿Cómo abordaste esas escenas de amor tan explícitas?
Fue algo nuevo para mí e intenté rodarlas como escenas de acción. Me pregunté a mi misma si debería hacerlas con la cámara más baja o más bien como algo mecánico. Al final se rodó de manera muy mecánica, especialmente porque Virginie no quería improvisar. Me pidió que le contara exactamente que quería que hiciera. Fue muy gracioso. Hablé con ellos como si estuviera enseñándoles a montar en bici o a reconstruir un motor. Fue todo muy concreto.

Esta es tu segunda película con Virginie Efira tras “LOS CASOS DE VICTORIA”. Es como si estuvierais comenzando un vínculo cinematográfico. Con esta película sentí que estaba descubriendo nuevas facetas de Virginie. Entiende a la primera lo que estoy buscando. Podía pedirle cualquier cosa y ella confiaba en mí. Se dejaba llevar completamente. Y no se limita a la primera interpretación del guion, sino que se prepara para explorar todas las facetas de su personaje, incluso hasta las contradicciones menos lógicas. Es un verdadero placer filmarla, moldearla como si fuera arcilla. Quería hacerla sufrir, pero en el buen sentido: verla llorar, desmoronarse, tropezar y levantarse.

¿Elegiste a Adèle Exarchopoulos por su trabajo en “LA VIDA DE ADÈLE”? 
No del todo, aunque me encanta su trabajo en esa película. No estaba pensando en ella cuando escribí el guion. Tenía a una actriz mayor en la cabeza. Ella entró en el proyecto después. Hizo una prueba y fue sorprendente. Tiene una fuerza increíble. Sin embargo, su papel tiene truco ya que puedes interpretarlo simplemente desde un punto de vista técnico. Pero Adèle se sitúa en el punto emocional que cada escena requiere y así consigue transformarse en el personaje.

¿Y por Sandra Hüller te decidiste tras verla en “TONI ERDMANN”? 
Eso sí. Pero en realidad yo la conocí hace 10 años en un festival y ya me impactó incluso sin haber visto ningún trabajo suyo. Tiene una inteligencia poco común. Además, es actriz de teatro en Alemania. Decir de ella que trabaja mucho es quedarse corto. Te das cuenta que puede hacer cualquier cosa en cualquier momento. Es increíblemente buena y original.

El final es maravilloso, muy ambiguo y abierto, feliz e infeliz a la vez… Cuando Sibyl mira a su hija pensamos en lo que dijo Truffaut “mirándote veo alegría y dolor.” Alegría por ver a su hija, dolor porque le recuerda a Gabriel. Sí, así es. El final de la película es algo impuro. Es como una liberación, aunque la herida aún no se ha curado. Sibyl no muestra a su hija sus lágrimas, y tenemos la sensación de que la niña está un poco perdida preguntándose no solo de donde viene sino también quien es su madre verdaderamente. Ni siquiera nosotros sabemos quién es. Su vida está llena de mentiras. Mentiras para mantener el amor en su vida.
 (Fuente del texto de la entrevista: Pressbook-Karma Films)


TRAILER:


(CRÍTICA DE CHRISTOPHER LASO)


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