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ERRANTES SIN RETORNO, UNA HISTORIA DE ROHINGYA (2020)

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EL CAMPO DE REFUGIADOS DE KUTUPALONG


PAÍS: Canadá (2020)
TÍTULO ORIGINAL: Errance sans retour
DIRECCIÓN: Olivier Higgins, Mélanie Carrier
LUGAR DE NACIMIENTO DE LOS DIRECTORES: Quebec (Canadá)
INTÉRPRETES: Kala Miya (Kalam), Olivier Higgins y Mélanie Carrier, Mohammed Shofi, Refugiados del campo de Kutupalong
GUIONISTAS: Olivier Higgins, Mélanie Carrier
FOTOGRAFÍA: Renaud Philippe, Olivier Higgins
MÚSICA: Martin Dumais
GÉNERO: documental
PRODUCCIÓN: MÖ Films, MELS FUND, Consejo de Artes y Letras de Quebec, Consejo Canadiense de las Artes. SODEC
DISTRIBUIDORA EN ESPAÑA: Paco Poch Cinema
DURACIÓN: 88 minutos
PREMIOS: 2 premios, incluyendo uno en el Festival de Quebec de 2020


SINOPSIS:
En pocos meses, el campo de refugiados de Kutupalong se convirtió en el más grande del mundo. 700.000 personas de la minoría musulmana rohingya huyeron de Myanmar (antes Birmania) en 2017 para escapar del genocidio y buscar asilo en Bangladesh.
Prisioneros de una crisis humanitaria enorme y, aun así poco difundida, Kalam, Mohammad, Montas y otros exiliados quieren que se oiga su voz. Entre poesía y pesadillas, reparto de comida y partidos de fútbol, dan testimonio de su realidad diaria y de los fantasmas de su pasado. El espectro todos lados. En este lugar casi fuera del espacio y del tiempo, ¿todavía es posible existir?
(fuente de la sinopsis, del cartel y de las imágenes: Paco Poch Cinema)
(fuentes de la información de la película: Filmaffinity, Paco Poch Cinema, IMDb)


CRÍTICA:
El nuevo trabajo de los directores de documentales Olivier Higgins y Mélanie Carrier nos acerca al mayor campo de refugiados del mundo, el de Kutupalong situado en Bangladesh, en donde viven cerca de 700.000 personas en unas condiciones infrahumanas, la gran mayoría población rohingya que huyeron de la persecución a los musulmanes en Birmania.
La película se presentó en nuestro país en la sección Tiempo de historia de la pasada edición de la Seminci, y cuenta con la voz en off de Mohammed Shofi, que traslada las vivencias del personaje protagonista, el de Kala Miya (Kalam) que es el gran protagonista durante la primera mitad, para posteriormente ir añadiendo otras habitantes de ese lugar a los que la cámara seguirá e irán contando sus historias personales. 


Me costó entrar en el documental, ya que en esos minutos iniciales lo cuentan de un modo espiritual, pero poco a poco esas imágenes tan cercanas a los personajes va dejando paso a unas magníficas fotografías, a ras de tierra o en vista aéreas, gracias al trabajo del fotógrafo Renaud Philippe, en colaboración con Olivier Higgins, y a la presentación de nuevos personajes que nos ayudarán a entender el día a día de los que han tenido que abandonar su país, entre ellos unos menores que juegan al fútbol e intentan pasarlo bien en ese lugar en donde se tienen que repartir el alimento entre muchas personas.


LO MEJOR: La calidad de las imágenes.
LO PEOR: Cuesta entrar en la historia.

DECLARACIÓN DE LOS DIRECTORES:
Fue después de una impactante publicación en Facebook del campo de refugiados de Kutupalong en febrero de 2018 por parte del fotógrafo documentalista Renaud Philippe, que nos dimos cuenta de la magnitud de esta importante crisis humanitaria que ha recibido tan poca cobertura mediática. Abrumado por la dimensión de esta situación y la fuerza de las fotos de Renaud, sugerimos unir fuerzas para crear esta película con el objetivo principal de alertar al público de la tragedia de los rohingya en el exilio.
Lo que comenzó como un proyecto de cortometraje se convirtió rápidamente en un proyecto de largometraje documental.
Desde el principio, nuestra idea era hacer una película profundamente envolvente, lejos de ser un documento puramente informativo. La intención es hacernos experimentar la vida cotidiana en el campo de refugiados más grande del mundo, donde más de 700.000 seres humanos viven en una apretada zona de 13 km².
El papel del refugiado rohingya Kala Miya (Kalam) fue central en esta película.
Fue Renaud quien conoció a Kalam en febrero de 2018 durante su primera estancia en el campo. Kalam se convirtió de forma natural en un aliado y guía del equipo de filmación en el campo. Como facilitador de producción, traductor y sonidista, él fue quien finalmente hizo posible esta película. Durante el transcurso de las discusiones, la historia personal de Kalam y la poesía que escribía fue tan significativa, tan universal, que decidimos convertirlo en el hilo conductor de esta película. Para nosotros, el enfoque onírico y poético de Errantes sin retorno es una forma de hacer justicia a los refugiados de adentro.
Tras el rodaje en el campo de Kutupalong en octubre de 2018, conocimos a la pequeña comunidad rohingya en la ciudad de Quebec (Canadá), nuestra ciudad natal. Pronto conocimos a Mohammed Shofi que vivió durante casi 18 años en el campo de Kutupalong. Se convirtió en aliado y amigo y comenzó el largo trabajo de traducción. También se convirtió en el narrador de esta película, su voz suave y tranquila relatando la historia de Kalam.
En Errantes sin retorno la luz y la oscuridad conviven, al igual que la fuerza y la desesperación, la resiliencia y un profundo sentimiento de injusticia.
En el corazón de esta película hay un tema, la infancia, tan doloroso como revelador, que nos obliga a preguntarnos: ¿Cómo es posible que tal violencia todavía pueda existir hoy en día? ¿Quiénes serán las próximas víctimas?
 (fuente del texto: Paco Poch Cinema)


LOS ROHINGYAS Y EL CAMPO KUTUPALONG:
Habitado por más de 700.000 personas en una superficie de 13 km², Kutupalong es de lejos el campo de refugiados más poblado del mundo. Ubicado al sureste de Bangladesh, fue creado en 1991 para albergar a los refugiados rohingya. Una minoría musulmana en Myanmar (antes Birmania), que es en su mayoría budista, los rohingya fueron perseguidos por nacionalistas, especialmente los del ejército birmano.
Después de décadas de tensión entre los dos pueblos, el año 2017 marcó una escalada de violencia sin precedentes. La quema de pueblos enteros, las masacres a gran escala, la tortura y las agresiones sexuales forzaron a los rohingya al exilio masivo. En unas pocas semanas, varios cientos de miles de hombres, mujeres y niños huyeron de su país para buscar refugio en Bangladesh.
Víctimas de un genocidio denunciado por las Naciones Unidas, los rohingya también son apátridas, es decir, sin nacionalidad legal, porque ningún país los considera ciudadanos. Confinados en campamentos improvisados, despojados de su libertad y aterrorizados por los horrores que experimentaron, viven una vida sin esperanza, y sufren a diario las penurias de una gran crisis humanitaria, que hasta ahora ha sido en gran parte ignorada por los medios de comunicación.
 (Fuente del texto: Paco Poch Cinema)


TRÁILER:



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