LA ADOLESCENCIA Y LA DIFERENCIA DE CLASES
DIRECCIÓN: Clara Roquet
AÑO Y LUGAR DE NACIMIENTO DE LA DIRECTORA: 1988, Malla (España)
INTÉRPRETES: María Morera, Nicolle García, Vicky Peña, Nora Navas, Maria Rodríguez Soto, Carol Hurtado, David Selvas, Óscar Muñóz, Sergi Torrecilla, Mathilde Legrand
GUIONISTA: Clara Roquet
FOTOGRAFÍA: Gris Jordana
MÚSICA: Paul Tyan
GÉNERO: drama
PRODUCCIÓN: Avalon P.C, Lastor Media, Bulletproof Cupid
DISTRIBUIDORAS EN ESPAÑA: Avalon Distribución, Elastica Films
DURACIÓN: 104 minutos
PREMIOS: 1 premio en el Festival de Antalya 2021
SINOPSIS:
Después de mucho tiempo sin coincidir en su casa de verano,la familia Vidal pasa las últimas vacaciones con la abuela Ángela. Por primera vez en su vida, Nora (14), siente que no encuentra su lugar: los juegos de niños le parecen ridículos y las conversaciones de los adultos todavía le van grandes. Pero todo cambia con la llegada de Libertad (15), la hija de Rosana, la mujer colombiana que cuida a la abuela.
Después de mucho tiempo sin coincidir en su casa de verano,la familia Vidal pasa las últimas vacaciones con la abuela Ángela. Por primera vez en su vida, Nora (14), siente que no encuentra su lugar: los juegos de niños le parecen ridículos y las conversaciones de los adultos todavía le van grandes. Pero todo cambia con la llegada de Libertad (15), la hija de Rosana, la mujer colombiana que cuida a la abuela.
(fuente de la sinopsis y del cartel: Avalon Distribución)
(fuentes de las imágenes: Avalon Distribución, Cineuropa, Cadean Ser)
(fuentes de la información de la película: Filmaffinity, Avalon Distribución, IMDb, Wikipedia)
El primer largometraje dirigido por la cineasta española Clara Roquet, conocida por su primer cortometraje "El adiós (2015)" y por coescribir junto a Carlos Marqués-Marcet "10.000 Km (2014)", que ganó el Gaudí y el premio en la Seminci, es una excelente ópera prima que se presentó en la Quincena de realizadores de la pasada edición del Festival de Cannes y que inauguró la Seminci 2021 (un lugar que no es desconocido para la cineasta por presentar hace 6 años en Valladolid su primer cortometraje). La película ha logrado 6 nominaciones a los premios Goya (película, actriz de reparto, guion original, dirección novel, actriz revelación y fotografía) y 4 Feroz (película dramática, dirección, guion, cartel)
Esa vida rutinaria aburre a Nora, que no se encuentra a gusto en ese lugar, pero que todo dará un giro importante de 180º cuando aparece en escena Libertad, la hija de Rosana, que llega allí procedente de Colombia tras el fallecimiento de su abuela con la que vivía, después de muchos años sin ver a su madre.
A nivel interpretativo es difícil destacar a una de las actrices, ya que todas están bien. María Morera, a la que descubrimos en "La vida sin Sara Amat (2019)", está excelente en el papel de Nora, y con su simple mirada logra traspasar la pantalla y emocionar en muchas situaciones. Un gran trabajo de la joven actriz que, si mantiene el nivel de los dos largometrajes en los que está magnífica, puede tener una gran carrera como actriz. Junto a ella me gustaría destacar a Nicolle García, en un personaje secundario como el de Libertad, pero clave para el desarrollo de la trama. La actriz colombiana está intensa en un par de situaciones y planta cara a actrices de más tablas como Nora Navas. No es el mejor trabajo interpretativo de Nora Navas, pero saca adelante con nota un personaje muy antipático como el de la madre de Nora. La veterana Vicky Peña está bastante bien como Ángela, la abuela de la protagonista, aunque su personaje aparece poco tiempo en pantalla. Pero la gran sorpresa dentro de las actrices adultas es Carol Hurtado, que está soberbia en el papel de Rosana, la criada encargada de cuidar a la anciana enferma y de otras labores como limpiar la casa o cocinar.
Una película que puede aburrir a los que buscan propuestas de un mayor ritmo, pero que gustará a los que disfrutan con esas historias familiares, sin grandes giros argumentales, con unas grandes actuaciones y con un trasfondo de crítica social a la diferencia de clases y el comportamiento déspota del personaje de Teresa.
NOTAS DE LA DIRECTORA:
Crecí en una familia burguesa y conservadora, llena de tradiciones, rituales, y con una creencia estable en el valor de los lazos familiares. No fue hasta más tarde que, con la rebeldía propia de los años de adolescencia, empecé a darme cuenta de que muchas de las convenciones familiares sobre las que se cimentaba la identidad familiar estaban construidas sobre mentiras. En los últimos años he visto cómo la estructura familiar de mi infancia se desintegraba lentamente después de la muerte de la generación de mis abuelos, que eran los principales defensores de un mundo, unas tradiciones y modos de hacer que están desapareciendo. Tuve una infancia privilegiada y protegida. Todo mi entorno provenía de familias católicas de clase media-alta, que en muchos casos vivirían toda su vida en el mismo pueblo donde habían nacido y donde morirían. Por eso, mi primer contacto con lo que entonces llamaría “alteridad” fue tan crucial para mí.
Una película que puede aburrir a los que buscan propuestas de un mayor ritmo, pero que gustará a los que disfrutan con esas historias familiares, sin grandes giros argumentales, con unas grandes actuaciones y con un trasfondo de crítica social a la diferencia de clases y el comportamiento déspota del personaje de Teresa.
LO MEJOR: La dirección y la fotografía. Las actuaciones de María Morera y Nicolle García.
LO PEOR: Tarda en arrancar.
LO PEOR: Tarda en arrancar.
CRÍTICAS EN BLOGS ESPECIALIZADOS:
Pedro de Frutos en Estrenos de Cine
PODCAST:
Crecí en una familia burguesa y conservadora, llena de tradiciones, rituales, y con una creencia estable en el valor de los lazos familiares. No fue hasta más tarde que, con la rebeldía propia de los años de adolescencia, empecé a darme cuenta de que muchas de las convenciones familiares sobre las que se cimentaba la identidad familiar estaban construidas sobre mentiras. En los últimos años he visto cómo la estructura familiar de mi infancia se desintegraba lentamente después de la muerte de la generación de mis abuelos, que eran los principales defensores de un mundo, unas tradiciones y modos de hacer que están desapareciendo. Tuve una infancia privilegiada y protegida. Todo mi entorno provenía de familias católicas de clase media-alta, que en muchos casos vivirían toda su vida en el mismo pueblo donde habían nacido y donde morirían. Por eso, mi primer contacto con lo que entonces llamaría “alteridad” fue tan crucial para mí.
Cuando mi abuela se puso enferma a principios de los 2000, mi familia contrató a una chica boliviana para que la cuidara. Se llamaba Claudia y era muy joven, tenía alrededor de 25 años, aunque por sus experiencias vitales parecía mucho más mayor. Había tenido una hija, había estado con diferentes hombres, había trabajado en diferentes países que no eran el suyo y había enterrado a su madre. Durante unos cuantos veranos la seguía por todas partes, escuchando sus historias de amor, sexo y añoranza. Me cuidó y me escuchó como si fuese su propia hija, quizá dándome el amor que le hubiese gustado darle a esta. Hace dos años la historia de Claudia con la de mi abuela inspiró mi cortometraje “El Adiós”. “Libertad” es la continuación de un viaje que comenzó con “El Adiós” y que me permitió adentrarme en una comunidad de mujeres, inmigrantes de diferentes países latinoamericanos que viven en Cataluña y que han dejado a sus hijos y a sus madres atrás para cuidar a los hijos y las madres de otros.
Durante el proceso de casting de “El Adiós” , bastante atípico, porque no buscaba actrices profesionales, sino mujeres inmigrantes que trabajasen de cuidadoras, quise huir del casting convencional y decidí sentarme con estas mujeres y pedirles que me contaran su historia. Había un elemento concreto que se repetía una y otra vez en los relatos de las distintas mujeres: el trauma y la culpa inmensa de haber tenido que dejar a sus hijos atrás. En algunos casos, algunas de las mujeres habían intentado traer a sus hijos aquí después de años de separación. El reencuentro y el proceso de reconocimiento mutuo que se iniciaba a posteriori a menudo generaba traumas más grandes que la propia separación. Este fue el punto de partida de “Libertad”.