¿Y el deseo de filmar la libertad de los cuerpos?
Jugar con la desnudez casi formaba parte de la lógica y de la escritura de esos años. De pronto, era normal mostrar la desnudez, el vello en las axilas. Curiosamente no es algo que me apetecía al principio, pero sí a medida que rodaba. Primero quería mostrar la belleza de los paisajes, el trabajo en el campo. Casi como un cuadro, como Manet.
En cierto modo, Cécile me llevó hacia la idea con su encarnación de Carole. Me encantaba su look con la melena rubia loca. Luego decidimos que no usaría sujetador, y empezó a dibujarse el personaje de una parisina liberada que se siente cómoda con su cuerpo, que se pasea desnuda por el piso. Cécile me dio una libertad que me parece muy bella y que encajaba a la perfección con el personaje de Carole, una chica valiente, sin tabúes.
Cécile improvisó el momento en que Carole se abre el vestido detrás de las vacas. Me pareció divertido. Es típico de Carole aportar una brisa de libertad en ese entorno austero. Carole no tiene problemas con la desnudez, al contrario de Delphine, que no se siente cómoda con su cuerpo, quizá porque aún no asume su homosexualidad.
La escena en que hacen el amor en medio del campo estaba poco descrita en el guión. Es un momento carnal crudo, que se convierte en divertido con las vacas mugiendo al lado.
La coguionista me mostró La felicidad, de Agnès Varda, una película inspiradora para filmar el amor con pudor y libremente.
Entre Carole y Delphine hay una gran historia de amor.
A menudo me han dicho que mis personajes son oscuros. Quería hacer una película donde los personajes tuvieran un alma bella, un carácter solar, generoso, abierto a los demás. Aunque eso no impida que haya zonas de sombra y conflictos, pero en el interior de los personajes. Se nota que el primer enemigo de Delphine es la propia Delphine. Su madre es un obstáculo, pero Delphine no se atreve a enfrentarse a ella, al igual que no se atreve a afirmar su deseo. La forma en que Delphine exagera cuando dice que su madre es todopoderosa hace que el drama duela aún más.
Durante la comida campestre con la madre de Delphine, casi da la impresión de que podría llegar a aceptar los argumentos y la libertad de Carole...
El momento al que se refiere es una pequeña improvisación hacia el final de la escena en la que Noémie y Cécile aportan una cualidad a los personajes que permite creer en un cambio; también evita que la madre sea un personaje totalmente cerrado.
La última escena con la madre es muy violenta. Funciona porque no es una caricatura.
Noémie Lvovsky es una gran actriz y se preguntaba si la escena sería creíble. "¡Eres el diablo en mi casa!" La madre reacciona con semejante violencia por miedo. Miedo a lo desconocido, miedo ante algo inconcebible, anormal: la homosexualidad de su hija.
Para poder hacer esta escena, primero tuvo que deshacerse de los estereotipos de la madre amargada. Los actores son en parte realizadores de las películas en las que trabajan. Para que sus personajes sean creíbles, necesitan construirlos.
Hacía tiempo que quería rodar con Noémie. Pero darle el papel de campesina en los años setenta era un reto, suelen ofrecerle papeles más cercanos a como es en realidad.
Es una película alegre y optimista en cuanto a la época, pero más sombría cuando se acerca a los personajes, a los que siempre acompaña una música triste.
Por una parte hay temas de la época, Janis Joplin, Colette Magny, Joe Dassin, y por otra, una música voluntariamente más moderna de The Rapture, un grupo actual que expresa la modernidad que Carole lleva al campo. También está la música original de Grégoire Hetzel, que aporta lirismo y comunica los sentimientos íntimos de Delphine y de Carole, su forma de ser prisioneras de sí mismas por momentos.
Con Grégoire trabajamos a tientas. Llegó muy pronto durante la producción y enseguida pensamos en un movimiento vertiginoso, escuchamos bandas sonoras, a Grieg. Es la tercera vez que colaboro con él. Es muy flexible, sensible, tiene un gran lirismo.
¿Qué me dice del final de la película?
Detrás del rechazo de un final feliz demasiado claro, creo que la lucha de las mujeres por emanciparse y la lucha por conocerse mejor son dos caminos muy largos. Si Delphine hubiese conseguido dejar la granja con mucha facilidad, tampoco hubiera sido para tanto. Pero al final de la película, tengo la sensación de que aún debe luchar. También me gustan las historias de amor fallidas por no ser el momento oportuno. Es mi vertiente melodramática, pero pasa en la vida.
¿Hablar del MLF sigue siendo actual hoy en día?